Yo he estado de reportera para poder plasmar con imágenes todo lo que acontecía en mi cocina y la verdad me he reído un rato.
Lo que vas a necesitar:
Elaboración:
Se prepara un bol con agua y se van metiendo las patatas a medida que las vamos pelando (con el fin de que no se oxiden si la tarea nos lleva un rato). Por otro lado trocea la cebolla también a cuadraditos pequeños y se ponen a dorar en una sartén con abundante aceite.
- 1 Kilo de patatas
- 8 huevos
- 1 cebolla
- paciencia y buen hacer con la sartén
Elaboración:
Se prepara un bol con agua y se van metiendo las patatas a medida que las vamos pelando (con el fin de que no se oxiden si la tarea nos lleva un rato). Por otro lado trocea la cebolla también a cuadraditos pequeños y se ponen a dorar en una sartén con abundante aceite.
Mientras tanto pica las patatas en dados, sazónalas y añádelas a la sartén. Le deberemos añadir sal al gusto, aunque sin pasarnos, es mejor que la tortilla quede sosa a que quede salada.
La idea es que la patata quede blandita y coja el sabor de la cebolla. La razón de que los cuadraditos de patata sean pequeños es que así resultan más fáciles de freír y una vez nos pongamos con la tortilla sea más fácil que cuaje con el huevo. Cuando las tenemos en su punto, conviene dejarlas sobre un plato en el que, previamente, habremos colocado papel de cocina. Nuestro amigo, el papel de cocina, absorberá bastante aceite y con su ayuda evitaremos un aumento innecesario de calorías. No voy a decir que el papel de cocina vaya a suponer que la tortilla se convierta en un plato de dieta de adelgazamiento, pero por lo menos podemos reducir el impacto sobre caderas y barrigas. Amén de resultar útil para que la tortilla no quede aceitosa.
Ha llegado el momento de batir los huevos, el momento de mayor disfrute, pues una vez hecho esto, podremos contemplar con orgullo todos los ingredientes dispuestos a unirse en el mágico resultado que es la tortilla de patatas.
Prepara dos recipientes, bate en cada uno 4 huevos. Agrega en uno la mitad de las patatas, y en el otro la otra mitad y la cebolla y mézclalo todo bien (lo de mezclar cosas a los niños les encanta)
Ahora tenemos que preparar la sartén para la importante tarea. Para esta parte es hora de que los peques se retiren y ya nos dejen hacer pues esto es tarea de mayores...
Ponemos un chorrito de aceite en el centro de la sarten, que extenderemos para que ocupe toda la superficie de la sartén con la idea de que nuestro mezclujo de huevo, patatas y cebolla no se pegue. Recordad: La peor pesadilla es que, al dar la vuelta a la tortilla, parte de la misma se quede adherida a la sartén.
IMPORTANTE: si pones el fuego demasiado fuerte el huevo se quemará y la tortilla no se hará por dentro. La decisión respecto a la intensidad del fuego dependerá del grosor que pretendamos. Cuanto más gruesa sea la tortilla, más tiempo hay que darle y por tanto menos fuego. Conviene ir moviendo la sartén y la tortilla para que no se pegue. Un movimiento seco suele ayudar a ver cómo van las cosas en el lado oculto.
Ahora entra el aspecto del gusto. A mucha gente le gusta la tortilla muy bien hecha, casi apelmazada. A otros les gusta correosa, que el huevo no esté demasiado cuajado en el interior. Lo que sí debe quedar es uniforme, redondita, hecha por sus costados, y con un ligero toque tostado. Tendremos que separar un poco los bordes para ver cómo va quedando.
Llega el momento crucial: la temida “vuelta a la tortilla”. Todo lo que hemos hecho hasta el momento dependerá de un plato que cubra la totalidad de la sartén y de la habilidad de nuestras muñecas. Los aztecas tardaron siglos en perfeccionar esta técnica. La idea es poner el plato sobre la sartén, aguantar el plato con la mano tonta (la izquierda para los diestros, la derecha para los zurdos [no hay recomendaciones para ambidiestros]), elevar la sartén y darle la vuelta a la tortilla sobre el plato. Es en este momento cuando podremos suspirar aliviados al ver como se manifiesta la perfecta forma, o gruñir impotentes porque el centro de la tortilla se ha quedado pegada a la sartén. Supondremos que ha ocurrido lo primero: suspiramos con alivio.
Ahora tendremos que deslizar la parte de la tortilla que no está hecha sobre la sartén. Tranquilos, está hecho. Sólo hay que esperar un poco a que cuaje el otro lado y, “Hey pressto” … tenemos una tortilla de patatas.
Es hora de abrir una botella de tinto (a no ser que la hayamos abierto ya para acompañarnos en la dura labor) y de disfrutar de un momento de triunfo.
Me he divertido con tu forma de explicarlo. Excelente.
ResponderEliminarSi quieres una tortilla un poco más light, lo que hago es poner los cuadraditos de patata en un tupperware con un pelín de aceite. Remueve y ponle su tapa con una rendijita abierta para que evapore.
Lo metes en el microondas a máxima potencia entre 5-8 minutos, hasta que esté blandita. Queda perfecta, muy rápido y con poca grasa.
Yo la hago sin cebolla, pero si la quieres con cebolla, no la metas al micro que sale hecha un asco. Tendrás que pocharla independientemente y luego mezclarlo.
EliminarGracias por tus comentarios y tengo que probar lo que dices, pues sin duda es rápido y mas light.
EliminarUn saludo